El calor sofocante propio del periodo estival ya ha comenzado a dar la cara, con temperaturas máximas superiores a los cuarenta grados en numerosas zonas del país. Es ahora cuando toca desempolvar el libro de recetas para combatir el bochorno y aplicar medidas de climatización.
Más allá de los clásicos consejos, como mantener persianas bajadas, ventanas cerradas y toldos echados durante el día, el centro de atención es el aire acondicionado, uno de los aparatos de climatización más efectivos pero con consumos elevados si no se emplea con moderación.
En este sentido, surge la duda de cómo utilizarlo de manera más eficiente, apagándolo cada vez que alcanzamos una temperatura confortable o manteniéndolo encendido a una temperatura razonable.
Como respuesta corta, es mejor mantenerlo conectado (si se hace de manera responsable). Para ello, hay varias claves a tener en cuenta.
Mejor encendido, pero...
Conviene saber que una temperatura a 25 o 26 grados es suficiente para conseguir un espacio confortable. Aquí, por lo general, el problema suele estar en que durante los días más calurosos o bien llegamos de la calle muy acalorados o bien esperamos a que haga demasiado calor para conectar la máquina. ¿Qué hacer en estos casos?
Lo mejor (en términos de eficiencia energética) no es esperar a que haga demasiado calor para conectar el aire, sino que es mejor encenderlo programarlo en cuanto se detecte que la temperatura exterior comienza a subir, entre el amanecer y el mediodía. De esta forma, no tendremos que hacer trabajar de más al aparato ni necesitaremos programarlo a temperaturas demasiado bajas para alcanzar antes la climatización deseada. Eso sí, conviene adecuar la programación del termostato a los usos de la vivienda, ya que estaremos derrochando electricidad si no va a haber nadie en la vivienda durante gran parte del día o durante varias jornadas. Si solamente tenemos previsto pasar tiempo en algunas estancias de la vivienda, también podemos valorar no programar las estancias menos habitadas.
De no acompañar esta medida junto con otras acciones de aislamiento térmico, como las citadas anteriormente (persianas bajadas, ventanas cerradas y toldos echados durante el día), el termostato del aire acondicionado demandará más esfuerzos al aparato.
Dado que al atardecer o anochecer suelen bajar las temperaturas y hacer brisa, la sensación térmica suele descender; en ese momento podremos valorar si necesitamos mantener encendido el aire o si, por el contrario, podemos prescindir de él. También podemos valorar emplear un ventilador (preferiblemente de techo), el cual puede ser suficiente al producir un descenso de la temperatura ambiente de entre 3 y 5 grados con un consumo energético muy bajo.
Fuente: eleconomista.es
Comments