La tensión y el temor a estar cada vez más cerca de una guerra en Europa sigue en aumento, entre otras cosas por el 35% de suministro, esencial, de gas ruso que está en juego. La incertidumbre geopolítica afecta a los diferentes mercados energéticos, sobre todo al del gas y el petróleo. Según sus datos, Rusia envía alrededor del 95% de sus exportaciones totales a Europa, más del 90% a través de gasoductos, lo que representa alrededor del 30%-35% de los suministros de Europa en general, aunque el viejo continente cuenta con una posición de fuerza al ser su principal cliente.
En el caso del mercado del petróleo, si las conversaciones entre EE.UU. e Irán para congelar el desarrollo nuclear de este último y levantar algunas sanciones de EE.UU. fracasan, podrían perderse unos 700.000 barriles diarios de capacidad petrolera. El futuro político de Libia y su condición de productor estable de petróleo penden de un hilo debido al retraso de las elecciones.
Las relaciones de Rusia con Ucrania, la UE, EE.UU. y las economías de Oriente Medio se suman a la incertidumbre, ya que Rusia amenaza con una acción militar contra su ex república soviética, ha retenido el suministro de energía a sus homólogos europeos, ha luchado contra las sanciones de Washington y ha discutido sobre la toma de decisiones en materia de producción de petróleo.
Los analistas del mercado están atentos a cómo estas situaciones afectan a los mercados energéticos, incluso mientras la pandemia de coronavirus sigue determinando la actividad mundial y destacan que todo esto llega en un momento en que "los recortes de producción de la OPEP van a producir que los niveles de reserva caigan por debajo de los niveles pre-pandémicos del primer trimestre de 2020 y probablemente hasta niveles que no hemos visto desde el inicio de la Primavera Árabe".
Fuente. eleconomista.es
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