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¿Están a salvo las catedrales españolas?

Los expertos reclaman más protección contra el fuego en los edificios de culto y que este riesgo se incorpore al Plan Nacional de protección del patrimonio


estan a salvo las catedrales españolas

www.lavanguardia.com


El conjunto de las 93 catedrales existentes en España comparte unos planes específicos de protección derivados del Plan Nacional de Catedrales, firmado en 1997 entre el Ministerio de Cultura y la Iglesia Católica, que cuida de estos recintos patrimoniales pero que no incluyen medidas globales, unificadas ni integrales de lucha contra el fuego.

Ante las responsabilidades patrimoniales compartidas entre el Estado, las Comunidades Autónomas y la propia Conferencia Episcopal, desde la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (TECNIFUEGO-AESPI) se preguntan con rotundidad: ¿Están protegidas las catedrales españolas?

La respuesta, a secas y global, debe ser: no. Asegura esta organización profesional que en la carta de riesgos del Plan Nacional de Patrimonio Histórico, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (ley 16/1985) “no se contempla el riesgo de incendio”. Y se lamenta que “como cada templo está gestionado por un consejo diferente, existe variedad de criterios en la adopción de planes de autoprotección”.

En declaraciones a La Vanguardia, Antonio Tortosa, el vicepresidente y portavoz de TECNIFUEGO, expone que por lo general las catedrales españolas no disponen de una adecuada protección contra incendios dada sus propias características con abundante madera, elementos susceptibles a las llamas y con deficiencias técnicas a la hora de instalar mecanismos de alarma y prevención anti-incendios.

La carta de riesgos de las catedrales españolas no incluye el peligro derivado de los incendios

La edición impresa en 2015 del Plan Nacional de Catedrales expone la Carta de Riesgos del Patrimonio Catedralicio que “deberá aportar las relaciones existentes entre el patrimonio que engloban las catedrales españolas, su estado de conservación y los factores de peligrosidad que puedan producir su deterioro”. El documento cita textualmente que “la Carta deberá contener una distribución territorial de los bienes y deberá aportar información relativa a los factores de peligrosidad inherentes a este conjunto patrimonial, entre los que podemos señalar, de modo genérico, las siguientes categorías:

Factores de peligrosidad relativos a la estabilidad y la estanqueidad

• Riesgo sísmico • Geotecnia (influencia del terreno) • Hidrogeología (agua subterránea, lluvia, etc.) • Desprendimientos de material

Factores de peligrosidad relativos al medio ambiente

• Contaminación atmosférica del entorno (urbana, industrial, etc.) • Incidencia de la meteorología específica (microclima)

Factores de peligrosidad antrópicos

• Variaciones demográficas • Intensidad del uso turístico • Abandono de inmueble (falta de conservación) • Incidencias de robos, vandalismo, etc.

A tenor de lo expuesto por los expertos consultados, la falta de referencia explícita a la lucha contra los incendios se revela muy importante ya que la Carta de Riesgo, según el propio Plan Nacional, es “un instrumento de programación que permitirá determinar los bienes culturales más vulnerables y, en consecuencia, las intervenciones de conservación y restauración”. Es decir, ayudará a fijar las prioridades, las actuaciones y los presupuestos destinados a la conservación de todo este patrimonio por parte de las Administraciones públicas y las entidades privadas.

El Plan Nacional hace constar el listado de las 93 catedrales españolas que siguiendo la propuesta de la Comisión para la Revisión del propio documento, “incluye todas las actuales sedes de cátedra episcopal así como catedrales históricas significativas aunque, en este momento, no sean sede de cátedra -Baeza, Vieja de Cádiz, Roda de Isábena (Huesca), la Seu Vella (Lleida), Manresa (Barcelona), Madrid-San Isidro, Cartagena (Murcia), siendo todas ellas Bien de Interés Cultural” (excepto Sant Feliu de Llobregat y Terrassa).


Los especialistas reclaman medidas de protección como los museos

Con más de treinta años de experiencia en el sector de seguridad contra incendios, Antonio Tortosa afirma que “cubrir el riesgo de incendios en estos edificios históricos es muy difícil a la hora de conjugar su construcción y su uso con la implementación de sistemas modernos como detectores de incendios, rociadores, extintores, bocas anti-incendio o medidas de protección y tratamiento de maderas y materiales combustibles”.

Considerando las catedrales, además de recintos dedicados al culto religioso, como importantísimos equipamientos museísticos y de gran valor artístico, los especialistas consultados por este periódico a raíz de los daños del grave incendio de la catedral de Notre Dame de París reclaman que estos edificios se protejan del mismo modo como la legislación obliga a hacer con los museos españoles.

“Con los recursos económicos suficientes”, explica Tortosa, “se pueden adoptar las medidas necesarias para prevenir incendios y también para estar alerta en caso de cualquier fallo humano”, puesto que el riesgo aumenta siempre que se realizan trabajos de restauración con soldaduras, cortes y otras intervenciones peligrosas.

Una mutua impulsada por la propia iglesia católica tiene aseguradas las catedrales de Burgos, Madrid, Sevilla y Barcelona y las basílicas del Pilar y Covadonga

Las repercusiones del incendio de Notre Dame ha puesto de nuevo la mirada sobre los riesgos que se ciernen sobre catedrales, monasterios, iglesias y basílicas en España. El siniestro ha atraído la atención sobre cómo y qué elementos están protegidos y asegurados. Siendo difícil, como es, determinar el valor de bienes artísticos considerados, casi por defecto, de “valor incalculable”, las aseguradoras asumen las dificultades.

En España, la propia Iglesia Católica promovió en 1981 la creación de la Unión Mutua Asistencial de Seguros a Prima Fija (UMAS) para garantizar el aseguramiento de los bienes de la propia Iglesia y preservar su patrimonio material y dar continuidad a su labor pastoral y de atención a los feligreses.

Según Pedro José Rubio, responsable de Gestión de Riesgos de UMAS, este conjunto de edificios religiosos “suele tener contratados seguros multirriesgo para dar cobertura a los daños de la propia edificación causados por el agua, el fuego, el viento, incluyendo incluso la cobertura de desescombro; un seguro de responsabilidad civil para cubrir los daños que pueda ocasionar a terceros; y un seguro de accidentes y voluntariado”.

El valor de estos seguros se determina, detalla Rubio, “en función de una serie de parámetros, como metros cuadrados, altura, materiales, instalaciones, etc., así como en función del contenido de cada inmueble como puede ser su ajuar litúrgico, los bancos, confesionarios, tallas, u obras de arte a las que se asigna un valor específico”.

Para analizar y evaluar los riesgos a prevenir, se estudian al detalle variables como la exposición al riesgo, la frecuencia, los estudios de siniestralidad, los cúmulos en función del área geográfica y el número de inmuebles asegurados en la zona, según explica el especialista de UMAS, responsable del aseguramiento de los inmuebles de las diócesis españolas, las órdenes y congregaciones y del tercer sector en toda la geografía española.

La mutua impulsada por la Iglesia Católica tiene aseguradas las principales catedrales y basílicas de España como la catedral de Burgos, la de la Almudena en Madrid, la de Sevilla y la de Barcelona así como la basílica del Pilar y la de Covadonga.

Entre los objetos singulares con seguro de UMAS destacan el Códice Calixtino, las piezas de las exposiciones de las Edades del Hombre y las propiedades de muchos museos diocesanos entre las que hay esculturas, cuadros y obras de arte de inmenso interés histórico y artístico.

El códice Calixtino y las piezas de las Edades del Hombre tienen su propia póliza

https://seguros.lavanguardia.com/2019/04/18/estan-salvo-las-catedrales-espanolas/

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