La videovigilancia, como cualquier sector de la seguridad, avanza de la mano de la tecnología. De ahí que las principales tendencias para este año de la vigilancia en vídeo según i-PRO estén relacionadas con ella. La Inteligencia Artificial, la protección de datos y la ciberseguridad son algunos de los retos que tiene por delante este sector.
En concreto, las predicciones de la videovigilancia para 2023 son las siguientes:
Análisis basados en Inteligencia Artificial
Los análisis basados en la Inteligencia Artificial en sistemas de videovigilancia serán un catalizador que permitirán ahorrar tiempo a los departamentos de seguridad. Las organizaciones serán más proactivas al poder responder a los acontecimientos en tiempo real, ya que se pasará de la captura de vídeo a la recopilación de datos.
Evolución de las plataformas abiertas
Las plataformas abiertas permiten a los desarrolladores acceder a grandes mercados. Por ese motivo, para dicha empresa seguirán tomando forma y ofrecerán a los integradores y usuarios el nivel de personalización que esperan de la tecnología; y más concretamente, en sistemas de videovigilancia.
De ese modo, i-PRO cree que la creación de infraestructuras flexibles contribuirá a la democratización de la Inteligencia Artificial también en sectores distintos al de la seguridad.
Ampliación de la privacidad en videovigilancia
Según datos de Naciones Unidas, más del 70 por ciento de los países del mundo han promulgado leyes de protección de datos y privacidad. A modo de ejemplo, en 2023, Estados Unidos podría seguir el ejemplo europeo y promulgar una ley de privacidad similar al Reglamento General de Protección de Datos a nivel federal.
El sector de la videovigilancia debe centrarse en facilitar a clientes y usuarios el cumplimiento de cualquier nueva ley, tal y como señalan desde la compañía.
Concienciación sobre ciberseguridad y confianza cero
Desde i-PRO confían que, en 2023, más gobiernos europeos sigan el ejemplo de la Ley de Autorización de Defensa Nacional estadounidense. Una normativa que impide a las autoridades instalar sistemas de videovigilancia de determinados fabricantes incluidos en una blacklist en lugares sensibles.
Además, anticipan la adopción continuada de prácticas de Zero Trust que validen cada una de las transacciones entre dispositivos y personas. Y destacan que la ciberseguridad como pilar de la responsabilidad corporativa se convertirá en una tendencia emergente.
Problemas en la cadena de suministro
Las lecciones aprendidas están impulsando la adopción de directivas para evitar que vuelvan a producirse colapsos en la cadena suministro. Sin embargo, para i-PRO, la mayoría de las soluciones propuestas se encuentran en una fase temprana de despliegue, y es posible que no entren en funcionamiento online en los próximos doce meses.
Fuente: www.seguritecnia.es
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