Es evidente que un entorno ambiental saludable es fundamental para la protección de la salud de las personas, reduciendo así el riesgo de contraer afecciones y enfermedades. Este es el objetivo principal del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente (PESMA) 2022-2026, aprobado recientemente. Un plan que se enmarca en la estrategia de Salud Pública, en la Constitución y en los compromisos internacionales en materia de salud ambiental. Un plan que incluye, entre otras directrices, la de mejorar y mantener la calidad del aire en ambientes interiores para la protección de la salud de las personas que los ocupan.
En España, existen fundamentalmente dos normativas que regulan la calidad del aire interior en los edificios. El Reglamento de Instalaciones en los edificios (RITE) y la sección 3 del Documento Básico de Salubridad del Código Técnico de la Edificación (CTE DB HS3). Uno y otro se aplican en función del uso del edificio. A continuación hacemos un breve repaso de cada una de ellas.
Calidad del aire interior en viviendas según CTE DB HS3
La calidad del aire interior se garantiza mediante un correcto diseño del sistema de ventilación fundamentalmente. Este es el objetivo principal de la norma. En este sentido, la sección HS3 Calidad del aire interior del CTE, establece la necesidad de aportar en las viviendas un caudal de aire exterior suficiente para conseguir la eliminación de contaminantes. Por un lado para reducir la concentración de contaminantes relacionados con la actividad humana, como es el CO² y el contenido de humedad. Por otro lado, para eliminar otros contaminantes relacionados con los materiales de construcción, el mobiliario, o los productos de limpieza, entre otros. Tampoco nos podemos olvidar del gas radón, proveniente fundamentalmente de determinados tipos de terrenos y que se regula en la sección HS6 del CTE. En definitiva, sustancias que se incorporan al aire interior afectando a la calidad del mismo, ya que son causa de molestias inaceptables o enfermedades en las personas.
Sistema general de ventilación en viviendas
Con el objetivo de reducir e incluso eliminar los contaminantes, el HS3 CTE establece que en las viviendas, el sistema general de ventilación debe de aportar un caudal constante y su valor se determina en función del tipo de vivienda y de los diferentes locales secos y húmedos. Dicho caudal se calcula mediante la aplicación de la Tabla 2.1 Caudales mínimos para ventilación de caudal constante en locales habitables.
El sistema puede ser híbrido o mecánico. En ambos casos, el aire exterior se introduce en los locales secos (comedores, dormitorios y salas de estar o similar) y circula hasta los locales húmedos (cocinas y baños) para su extracción. Desde los locales húmedos un conducto de extracción conduce el aire contaminado hacia la boca de extracción, que debe de situarse en la cubierta del edificio.
A efectos normativos, una ventilación híbrida implica que esta puede ser natural o mecánica. Natural, cuando las condiciones de presión y temperatura son favorables, y mecánica cuando son desfavorables. Por otro lado, se admite como ventilación mecánica la admisión mecánica, la extracción mecánica o la ventilación mecánica equilibrada (mismo caudal de admisión y extracción). Uno de los requisitos del estándar Passivhaus para las viviendas certificadas, es el de disponer de sistema de ventilación mecánica controlada (equilibrada) para garantizar los requisitos de higiene y calidad del aire interior.
Sistemas complementarios de ventilación en viviendas
Adicionalmente al sistema de ventilación general del apartado anterior, en las cocinas de las viviendas se debe de instalar un sistema de extracción mecánica complementario, para la extracción de los contaminantes relacionados con la cocción de alimentos. Por norma, dicho sistema será independiente al sistema de ventilación de los espacios habitables de la vivienda. El caudal mínimo será de 50 l/s (180 m³/h).
Además, existirá también un sistema complementario de ventilación natural a través de ventanas o puertas practicables hacia el exterior, en cocinas, comedores, dormitorios y salas de estar.
Calidad del aire interior en edificios de uso terciario diferente al de vivienda privada
El RITE también regula la exigencia de calidad del aire interior para edificios de uso distinto al de residencial vivienda privada. Es decir, incluye edificios o locales de uso docente, administrativo, sanitario, comercial, residencial público o deportivos entre otros. Para cada uno de ellos establece una categoría de calidad del aire interior:
IDA 1. Aire de óptima calidad: hospitales, clínicas, laboratorios y guarderías.
IDA 2. Aire de buena calidad: oficinas, residencias, salas de lectura, museos, salas de tribunales, aulas de enseñanza y asimilables y piscinas.
IDA 3. Aire de calidad media. Edificios comerciales, cines, teatros, salones de actos, habitaciones de hoteles y similares, restaurantes, cafeterías, bares, salas de fiestas, gimnasios, locales para el deporte y salas de ordenadores.
IDA 4. Aire de baja calidad.
Métodos de cálculo de caudal de aire exterior en edificios terciarios
La norma establece que el caudal de aire exterior necesario para garantizar cada una de las categorías anteriores, se calcula en función de cinco métodos:
A- Método indirecto de caudal de aire exterior por persona. Este método asocia un caudal en función de las categorías anteriores. Se utiliza cuando las personas tengan una actividad metabólica de alrededor de 1,2 met (actividad sedentaria) y la producción de contaminantes sea baja.
Un dm³/s equivale a 3,6 m³/h, por lo que 20 dm³/s son 72 m³/h y 5 dm³/s son 18 m³/h.
B- Método directo por calidad el aire percibido. Basado en el informe CR 1752 (método olfativo). La unidad de medida de la calidad del aire interior es el decipol (polución). Se refiere a la calidad percibida y se define como la contaminación que causa una persona estándar con una tasa de ventilación de 10 l/s de aire no contaminado. A mayor decipols, mayor contaminación se produce.
C- Método directo de concentración de CO². De aplicación para locales con elevada actividad metabólica como salas de fiesta o locales destinados al deporte. A cada categoría de aire asocia una cantidad límite de partes por millón (ppm) por encima de la concentración en el aire exterior.
D- Método indirecto de caudal de aire por unidad de superficie. De aplicación a espacios no dedicados a ocupación permanente de personas
E- Método de dilución. Se aplica en locales donde existan emisiones conocidas de materiales contaminantes específicos. La norma indica que la concentración obtenida de cada sustancia contaminante, considerando la concentración en el aire de impulsión SUP y las emisiones en los mismos locales, deberá ser menor que el límite fijado por las autoridades sanitarias.
Filtración del aire exterior en edificios de uso terciario
El RITE incluye un apartado de filtración del aire exterior que es introducido en el interior de los edificios. Para ello establece una clasificación del aire exterior en función del nivel de contaminación del mismo. Posteriormente asocia una clase de filtración en función de la clasificación del aire exterior e interior.
El aire exterior se clasifica según los siguientes niveles:
ODA 1. Aire puro que se ensucia temporalmente.
ODA 2. Aire con concentraciones altas de partículas y/o gase contaminantes.
ODA 3. Aire con concentraciones muy altas de gases contaminantes y/o de particulas.
La clase de filtro a instalar son los siguientes:
GF = Filtro de gas (filtro de carbono) y/o filtro químico o físico-químico (fotocatalítico). Serán necesarios en cado de que la ODA 3 se alcance por exceso de gases.
Puede ser necesario el uso de filtros para la protección de las unidades de ventilación y de tratamiento del aire, así como para alargar la vida útil de los filtros finales.
Aire de extracción en edificios de uso terciario
Adicionalmente el RITE establece también una clasificación del aire de extracción en categorías. Dicha clasificación determina si dicho aire puede ser retornado o transferido.
La clasificación es la siguiente.
AE 1. Aire de bajo nivel de contaminación. Incluye locales cuyos contaminantes proceden de los materiales de construcción y decoración además de las personas: oficinas, aulas, salas de reuniones, locales comerciales sin emisiones específicas, espacios de uso público, escaleras y pasillos. Puede ser retornado a los locales si está exento del humo del tabaco.
AE2. Aire de nivel moderado de contaminación. Aire de locales donde se producen más contaminantres respecto de la clase anterior. Se incluye el humo del tabajo. Se incluye a restaurantes, habitaciones de hoteles, vestuarios, aseos, cocinas domésticas, bares y almacenes. Se puede transferir hacia locales de servicio, aseos y garajes.
AE3. Aire con alto nivel de contaminación. Dicha contaminación se asocia a productos químicos o humedad entre otros. Se incluyen saunas, cocinas industriales, imprentas o estancias para fumadores. No se puede utilizar como aire de recirculación o transferencia.
AE4. Aire con un nivel muy alto de contaminación. Se refiere a estancias con sustancias olorosas o contaminantes perjudiciales para la salud de las personas, en concentraciones mayores que las permitidas en el aire interior de la zona ocupada. Se incluyen extracción de campanas de humos, aparcamientos, locales donde se empleen pinturas y solventes, locales donde se guarda lencería sucia, locales de almacenamiento de residuos de comeida, locales de fumadores y laboratorios químicos. Al igual que el AE3, tampoco se puede utilizar como aire de recirculación o de transferencia.
La mala calidad del aire interior en los espacios interiores: causas, efectos y acciones
Según el PESMA, tanto la contaminación atmosférica del aire exterior como la de los ambientes interiores, se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo sobre la salud de la población. Es por ello que se considera la calidad del ambiente interior como un factor altamente importante para la salud.
La calidad del aire interior es un factor influye en la salud de los ocupantes y está directamente relacionado con el ambiente exterior. La exposición a una mayor concentración de contaminantes y durante más tiempo junto a una ventilación inadecuada, implican un mayor riesgo para la salud. Y así se ha demostrado en la aparición de efectos sobre el sistema respiratorio a largo plazo y efectos carcinogénicos.
Las emisiones de PM2,5 y de Compuestos Orgánicos Volátiles No Metánicos (COVNM) son los contaminantes, según el PESMA, en los que es necesario incidir. Los primeros están relacionados con la combustión ineficiente de la biomasa, causa de elevadas emisiones de contaminantes. Las partículas resultantes de la combustión residencial de madera incorporan varios constituyentes tóxicos, incluyendo compuestos carcinógenos y/o mutagénicos, siendo un serio problema de salud pública. En el caso de los COVNM su origen se encuentra en productos de consumo doméstico como disolventes, pinturas, productos higiénicos de uso doméstico, plaguicidas domésticos o aerosoles. Las estrategias a seguir para ambos casos pasan por:
Reducir las emisiones de partículas finas derivadas de la quema de leña en chimeneas y estufas del sector residencial.
Establecer requisitos de certificación para la biomasa utilizada en el sector residencial.
Fomentar el uso de sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria, que utilicen biomasa, más eficientes.
Fomentar el uso de productos de bajo impacto ambiental con reducido contenido de COVNM.
Consumo sostenible de productos como disolventes, pinturas, productos de construcción, productos para el hogar, cosméticos y otros artículos de aseo.
Adicionalmente a los contaminantes físicos, químicos o biológicos presentes en los espacios interiores, se debe de considerar otros factores de confort térmico que afectan a la calidad del ambiente interior como son la temperatura, la iluminación, el ruido, la humedad relativa o la velocidad del aire de ventilación.
Teniendo en cuenta todo lo comentado, el PESMA establece unas líneas de intervención. Para ello establece una serie de objetivos, asociados cada unos de ellos con una serie de acciones. Entre los objetivos principales destacan:
Proteger la salud de los ocupantes de los efectos adversos derivados de la contaminación del aire interior. Incluido reducir la exposición de la población al radón.
Establecer un marco general normativo y organizativo para la gestión de la calidad ambiental interior.
Mejorar la formación de los profesionales y la información y conocimiento de la población, en relación a los efectos de la mala calidad de ambientes interiores, incluido el radón.
Mejorar el conocimiento sobre el riesgo y el impacto en la salud de la mala calidad ambiental interior
Garantaizar el cumplimiento de las medidas par la mejora de la calidad del aire interior.
Conclusiones
Según el PESMA, la causa del aumento de los riesgos para la salud de los ocupantes de espacios interiores, asociados a su mala calidad, está asociado a la evolución en la manera de construir: cambios en la tipología constructiva de los edificios, en la distribución horizontal y vertical del espacio interior, en la reducción y/o control mecánico de la ventilación, temperatura, humedad, luz artificial, etc.. Adicionalmente a estos factores se unen los aspectos cognitivos. El fomento del bienestar emocional y la salud mental, influyen también en la salud humana desde el punto de vista de ambientes interiores.
En la práctica profesional, nos encontramos con una normativa que ha ido evolucionando con el tiempo. Tanto el CTE como el RITE regulan aspectos relativos a la renovación del aire interior, para la eliminación de contaminantes en espacios interiores. Incluso el CTE en su documento de Salubridad regula las exigencias para la protección frente a la exposición al radón. Adicionalmente, ambas normas recogen exigencias relativas al confort térmico interior. Pero queda mucho por mejorar. Se echa en falta, por ejemplo, exigencias normativas de limitación o eliminación de determinadas fuentes de contaminación.
Los estándares de medición de la sostenibilidad en el diseño, construcción y funcionamiento de edificios premian positivamente la mejora de la calidad del ambiente interior. Sellos ambientales como LEED, BREEAM, DGNB o VERDE así como el estándar WELL que certifica exclusivamente la salud y el confort de los usuarios, incluyen estrategias cuyo objetivo consiste en la protección de la salud a través de la puesta en marcha de estrategias para la mejora de la calidad del ambiente interior en los edificios. Se trata de sellos de aplicación voluntaria, que van más allá del cumplimiento de la normativa, y que sin duda son un referente hoy día, en la construcción de edificios sostenibles y respetuosos con la salud de las personas.
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